Mal tiempo en Semana Santa, además en toda España, al norte, al sur y al oeste. Así que el Bisaurín, proyecto inicial, lo dejamos para otra ocasión más favorable y nos lanzamos por cotas menos altas aunque el tiempo fuera malo.
El sábado Santo partimos hacia la Sierra de Baza, Enrique, Paco, Rubén, Vicente y dos jóvenes promesas de la montaña, Javier y Blay. Esperemos que repitan!!!
Sobre las 13h nos encontrábamos en el Prado del Rey a unos 1800m sumergidos en pleno temporal para ascender el pico más alto de la Sierra, Santa Barbara con 2269m. En la cumbre el viento azotaba con fuerza y las bolitas de hielo golpeaban sin piedad la cara, así que había que resguardarse lo mejor posible. Siguiendo la cresta y guiados por el GPS, en plena niebla realizamos una preciosa circular pasando por las Minas de Carmen desde cuyo mirador hacia el sur no vimos absolutamente nada, comimos como pudimos y seguimos la marcha.
Al llegar al vehículo nos percatamos que la excursión nos había sabido a poco, así que enfilamos la segunda cumbre de la Sierra de Baza. Siempre guidados por el gps alcanzamos la Cerro del Calar de 2228, con algo más de nieve y perfectamente transformada, lo cual nos facilitó el descenso por uno de su barrancos.
Desde allí nos dirigimos hacia el Puerto de la Ragua para ascender el domingo de Resurrección el Chullo con 2612m. pero cuál fue nuestra sorpresa al ver que el puerto estaba cerrado por la nieve, así que nos adentramos hasta donde pudimos para inspeccionar la situación y nos bajamos a La Calahorra para asistir a la Vigilia Pascual en compañía de los vecinos del pequeño pueblo. Seguidamente, menos mal que no llovía, cenamos a la luz de una farola del pueblo y enfilamos de nuevo el puerto de la Ragua, esta vez sabiendo donde más o menos íbamos a pernoctar. Toda iba fenomenal hasta que a eso de las 5 de la madrugada se giró un fuerte viento acompañado de lluvia que empezó a azotar las tiendas sin tregua ni descanso. Patiplin y pataplan…. Una de las tiendas protegida por un árbol aguanto con dignidad, la otra se convirtió en un montón de varillas rotas, vientos sueltos, que cubrían a los tres montañeros más jóvenes. Maniobramos la furgona para dar protección a la tienda y pudimos reconstruirla a duras penas. Así alargamos tres horitas más de sueño que nos hacía mucha falta.
Ya con luz nos levantamos en plena lluvia y sin tanto viento. Como pudimos desayunamos, cargamos el material y nos dirigimos hacia el punto más elevado del Puerto de la Ragua. Afortunadamente un quitanieves limpió el acceso durante la madrugada y llegamos alrededor de las 10 al mismo collado.
Iniciamos el intento de ascensión al Chullo lloviendo y con nieve más que primavera, hasta la rodilla. Pronto nos dimos cuenta que en esas condiciones de viento fuerte y agua no iba a ser posible llegar a la cumbre, así que buscado la ladera norte, más protegía del viento del suroeste y llegamos a un refugio abierto señalado en el mapa. Allí pudimos encender fuego con la pericia de Rubén y Paco, logrando entrar en calor durante un buen rato. De nuevo nos lanzamos a la ventisca sobre las misma huellas de la ida, llegando a la Ragua sobre las 3 de la tarde, eso si totalmente mojados y chapoteando en la nieve. Más abajo, a cubierto en una casa en construcción nos cambiamos la ropa mojada y tras rematar las viandas que llevábamos en un bar del pueblo regresamos a casa todos felices.
Donde acaban las ganas y la razón, empieza la aventura, la superación y para bien del mérito, a veces tambien el sufrimiento …, y ahí, hemos estado grandes.
Bravo chavales!!!
Gracias por la
fantástica experiencia y lección de vida.