Este verano ha sido muy especial para todos los que participamos en el campamento organizado por el Club Juvenil Escora y el Club Nerpio. Del 24 al 31 de julio, como cada año, vivimos una experiencia inolvidable en la Sierra de Cazorla, concretamente en el campamento «El Chaparral», ubicado en Arroyo Frío. Rodeados de naturaleza y disfrutando del frescor del río Guadalquivir, fueron días llenos de deporte, aventura y compañerismo, que quedarán grabados en nuestra memoria.
Desde el primer día, la energía se respiraba en el ambiente. Las actividades deportivas como el béisbol y el fútbol mantuvieron a todos los chavales en movimiento. Para muchos, el béisbol fue una novedad y una forma divertida de aprender un deporte diferente. El fútbol, por otro lado, trajo los clásicos partidos amistosos donde la deportividad y el trabajo en equipo fueron claves. Y, por supuesto, los ratos de piscina después del deporte, no faltaron. Como novedad, este año hubo bastantes chavales aficionados a la pesca que pudieron disfrutar, en los ratos libres, de este deporte tan estupendo.
Uno de los momentos más esperados eran los juegos nocturnos: Los Tres Duendes, Rommel us Montgomery, la Fuga de Alcatraz, entre otros. Bajo la luz de la luna, la atmósfera del campamento se llenaba de misterio y emoción. Los monitores preparaban pruebas y desafíos que requerían tanto ingenio como destreza física. Estas noches se convirtieron en uno de los recuerdos más divertidos para los chavales, quienes disfrutaban corriendo entre los árboles y bajo las estrellas.
Las excursiones también formaron parte esencial del campamento. Una de las más emocionantes fue la caminata a las Pozas de la Central de Utrero, donde todos, monitores y chavales, disfrutamos de un baño refrescante en aguas cristalinas. Para los más aventureros y preparados, la Marcha Larga fue una verdadera prueba de resistencia. Este año sí, para algunos era el último y todos querían hacer esta marcha tan renombrada y de 40 kilómetros, que nos llevó desde el campamento hasta el Nacimiento del Río Borosa, pasando por lugares impresionantes como la Laguna de Valdeazores y los Túneles del Río Borosa. Durante esta marcha tuvimos la suerte de poder asistir a la Santa Misa en plena naturaleza y poder bañarnos en estos fantásticos parajes. El esfuerzo valió la pena.
Durante nuestra estancia, también tuvimos la oportunidad de conectar con la fauna de la Sierra de Cazorla. Nos visitaban a diario jabalíes, gamos y zorros, buscando las sobras de nuestra comida, lo que hizo que la experiencia en plena naturaleza fuera aún más auténtica. Estos encuentros sorprendieron y fascinaron a los chavales, quienes pudieron observar de cerca animales que no suelen ver en su día a día.
Al final del campamento, solo algunos chavales consiguieron la ansiada y costosa pañoleta, pero todos volvieron a casa con un montón de recuerdos inolvidables y con muchas ganas de repetir la experiencia. Este campamento en la Sierra de Cazorla ha sido sin duda uno de los mejores momentos del verano, y ya estamos deseando volver el año que viene para seguir disfrutando de este entorno único y de la maravillosa convivencia entre todos.