Pala de Ip, 2778 m. 13 de Octubre 2024

El pasado sábado 12 de octubre la Peña Himalaya organizó una expedición a la Pala de IP, muy cerca de la estación de Canfranc, en los Pirineos. En esta ocasión fuimos 9 montañeros de edades muy diferentes aunque muy unidos en la pasión por las montañas.

Iniciamos el recorrido desde el Collado de los Ladrones en dirección al Valle de Izas. Afortunadamente, las últimas gotas de lluvia del día cayeron mientras nos equipábamos para salir. El tiempo mejoró, y en un ambiente otoñal, fuimos remontando el barranco hasta llegar a la Cascada Divina, donde tomamos un desvío hacia el Refugio de la Vuelta de Iserías. Anochecía cuando finalmente llegamos. Tras prepararnos para pasar la noche a 1900 metros de altitud, cenamos y alrededor de las 10 de la noche ya estábamos descansando en nuestros sacos de dormir, justo cuando la luna se asomaba sobre el Campanal de Izas.

Al amanecer, aún en plena oscuridad, comenzamos la marcha con todo el equipo en nuestras espaldas, en dirección al Ibón de Iserías, con el objetivo de alcanzar la Moleta, la primera cumbre de la jornada. Dado que el trayecto desde la Moleta hasta la Pala de Ip implicaba recorrer una extensa cresta de ida y vuelta, dejamos entre las rocas los sacos de dormir y el equipo innecesario para aligerar el camino.

El paso por la cresta, sin grandes complicaciones técnicas, resultó espectacular. Al norte se alzaba imponente el Midi d’Ossau, mientras que más hacia la derecha podíamos admirar el Balaitús y, hacia el este, el majestuoso Vignemale. Hacia el sur, al otro lado del valle de Ip, podíamos contemplar las paredes del Collarada.

Sobre las 12 del medio día llegamos a la ansiada cumbre, el día era magnífico y después de almorzar emprendimos la marcha desandando lo andado.  Al llegar a la Moleta en vez de volver al punto de inicio por el valle de Izas, regresamos por el circo de Epifanio que mira directamente a la estación de Canfranc.  Tras varios momentos de dudas dimos con la senda que bajaba los 1200 m  de desnivel hasta el vehículo.

El larguísimo descenso por el bosque otoñal fue espectacular, además de vez en cuando se colaban entre los arboles  algunos destellos solares. Finalmente hacia las 5:30 de la tarde llegamos a la furgoneta que nos llevaría de regreso a casa, aunque todavía teníamos que comer algo y hacer una parada en el Virgen del Pilar de Zaragoza, para agradecer tantos bienes.