Como viene siendo habitual, la Sagra nunca defrauda. Este montañón que sobresale por encima de todos los montes circundantes permite situarse en un ambiente casi pirenaico en tan solo un par de horas de coche.
En esta ocasión fuimos 5 en busca de aventura en un fin de semana con un tiempo muy inestable. Enrique, Leo, Rubén, Gabi y Vicente tras hacer una parada técnica en Caravaca de la Cruz llegamos al «Collado» sobre las 10 de la noche. Esa misma tarde habían caído 5 cm de nieve que junto a la luna llena de ese día, nos situamos en un entorno mágico.
La mañana siguiente partimos hacia la encapotada cima con una suave llovizna que iba calando nuestras prendas, menos mal que con la altura eran pequeños copos de nieve.
Enfilamos el embudo sin necesidad de usar los crampones y ya en el «Caramelo» empezó a soplar de caliente el viento frio de noroeste. La duda era si en la parte cimera el viento que pronosticaban nos permitiría avanzar. Poco a poco salimos de dudas y bien protegidos llegamos a la cumbre sobre las 12 del mediodía con rachas de 80km/h a un grado bajo cero.
La bajada la hicimos por el «Collado de la Víboras», aprovechando la nieve que suele acumularse en esa zona y sobre las 2 de la tarde ya estábamos en el vehículo con ánimo de zamparnos los restos de bocadillos en el cercano bar de Almaciles.